Historia de una botella.

por **Surten de Soita III** Dom Sep 09, 2012 5:26 am

Explicación: Esto un pequeño relato que me inventé esta mañana. Quería escribir algo, pero no sabía qué, así que le pregunté a mi madre que me dijera tres palabras, las cuales eran: botella, pañuelo y lápiz, y éste ha sido el resultado.

Espero que os guste.

Y espero que hagáis criticas constructivas sobre este relato, pues nunca he escrito nada tan "realista".
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Nací junto a las demás botellas, como una botella normal y corriente. No conocí a mis padres, aunque ninguna botella los ha conocido nunca. Me vistieron con un papel, y me llenaron de un líquido naranja transparente, para luego meterme en una caja oscura. que estuvo en mivimiento durante horas, hasta que volví a ver la luz, y vi a una mujer, de uniforme, que nos cogía a mi y a mis compañeras y nos subió a un carrito. No quería saber a dónde me llevaba, tan solo quería tranquilidad, hasta que oí a esa mujer decir las siguientes palabras:
-¿Quiere algo señor?
El hombre simplemente dijo "una cerveza" y lo próximo que sentí fue esos dedos cogiéndome y pasándome a manos de otro. Me abrieron la tapa y volcaron aquel líquido naranja (cuyo nombre supongo es "cerveza") y me dejaron parada en una mesita pequeña.
Me fijé en el entorno. Había mucha gente: familias, niños... Parecían felices, hasta que una voz dijo:
-El avión está cayendo. Efectuaremos un aterrizaje de emergencia. Por favor mantengan la calma.
Todas las caras felices desaparecieron y la tristeza y el pánico tomó su lugar. Los niños lloraban, y había adultos que también.
A partir de ahí, todo fue muy rápido: azafatas pidiendo a la gente que se tranquilicen, gente rezando para que nada malo les ocurra... pero finalmente ocurrió lo inevitable. El avión chocó, y caí en la arena de la playa. El avión estaba completamente destrozado, y había heridos por todas partes. Pasé ahí dos días, hasta que sentí otra vez esos dedos, los del hombre del avión. Me cogió y se dirigió a una mujer.
-¿Puedo usar tu pañuelo para escribir una nota?
La mujer asintió, se sacó el pañuelo del cuello y se lo dio al hombre. éste cogió un lápiz y se puso a escribir una cosa en el pañuelo, que luego introdujo por mi boca, y me lanzó al océano.
Pasé semanas flotando en la marea, hasta que volví a sentir la arena. Pasé días y días ahí parado, mientras la arena me iba enterrando lentamente, hasta que sentí unas manos peque4ñas cerrarse a mis lados y cogerme. U niño, de aproximadamente 5 años, me había cogido. El niño miró mi interior y cogió el pañuelo, lo abrió y leyó lo que ponía, para luego dejarlo tirado en la arena y me llevó hasta una casa que, aunque no era ni muy grande ni muy lujosa, admiré su estabilidad, pues desde que nací, estuve siempre en continuo movimiento.
El niño me llevó a dentro de la casa, y vi a una mujer, la madre del niño, que estaba parada ahí delante, con las manos en la cadera. La mujer empezó a gritar y a reñir al niño, mientras me arrancaba de sus manos y me tiraba a la basura. Pasé ahí pocas horas, hasta que la mujer cogió el cubo y lo dejó en la calle, para que luego venga un hombre y metiera todo su contenido en un camión, incluyéndome a mi.
El camión siguió conduciendo y haciendo patadas, hasta que volcó todo su contenido en una montaña de basura, donde pasé todo el resto de la eternidad.